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Elecciones con tinte a desesperanza y desinterés

 Tomada por: AFP.

 

En los últimos años, la voz de los jóvenes ha retumbado en las calles de Colombia, debido a que sus palabras de protesta sonaron en las salas del Congreso durante el paro de 2021. El descontento hacia las prácticas de política tradicional es evidente en el país, y más en un contexto electoral. Según la UNICEF: “Los jóvenes representan un recurso humano importante dentro de la sociedad, ya que actúan como agentes de cambio”. Por este motivo, es necesario conocer la percepción que estos actores sociales ostentan sobre el valor del voto. Por las elecciones a Cámara de Representantes y Senado se encuestó a 61 jóvenes colombianos para saber su intención de voto y su opinión sobre la política nacional.

 

El sondeo sobre las elecciones evidenció como el 100% de los jóvenes saben el día en que se realizarán las votaciones para el Congreso de la República. Además, el 68,9% de los encuestados conocen la fecha de elecciones para la presidencia. De acuerdo con esto, se podría afirmar que el conocimiento sobre los sufragios es bueno. Sin embargo, ¿los jóvenes realmente conocen cuál es la diferencia entre estos cuerpos colegiados? Por medio de una medición a estudiantes de Comunicación Social y Periodismo se comprobó que la mayoría realmente no comprenden la diferencias entre estas partes de la legislatura bicameral.  

 

El desconocimiento sobre las estructuras base del Estado implica que los jóvenes no comprendan la importancia de ejercer su derecho al voto. En la encuesta, el 31, 9% considera que votará en las elecciones para la Cámara de Representantes y el Senado, y el 26, 2% afirmó que no tiene intenciones de participar. Es problemático que la población que  se supone está señalada a cambiar el país, no crea en la política y desconozca a los candidatos que tendrán la opción de elegir en las urnas. Esto se evidencia en el 47.5% de los encuestados que aseguran no conocen quienes son los aspirantes para el Senado y el 45,9% que no saben quiénes son para la Cámara de Representantes. Sin embargo, ¿a qué se debe este desinterés en los estudiantes? 

 

“La juventud de Colombia es una juventud activa, vibrante, participativa, comprometida y esta es la juventud que ha encontrado en muchos canales la difusión de sus ideas, pero también es una juventud que tiene desconfianza en las instituciones”, afirmó el presidente Iván Duque. Los jóvenes desconfían de las mismas familias políticas que han estado al mando del país en toda su historia y conforman sus entidades, paradójicamente la misma casta política de la que proviene el mandatario. De acuerdo con un encuestado, “para nuestros representantes solamente les importamos cuando toca salir a votar, porque ya cuando son elegidos ignoran lo que prometieron”. 

El 75,4% de los encuestados determinó que Colombia es un país corrupto. Una de las razones por las que la política colombiana es sinónimo del desinterés colectivo de toda una población es la corrupción. En el año 2021, un caso que ejemplificó la situación de la mayoría de las instituciones de la nación fue el escándalo de 70.000 millones de pesos de la empresa Centros Poblados y el Ministerio de las TIC. Este tipo de situaciones decepcionan a una juventud que cree en el cambio, pues ponen en duda la legitimidad del Estado Social de Derecho. Como afirmó un joven: “Esto hace que la democracia en Colombia no tenga una aplicación que de opciones justas para el pueblo; los intereses económicos de ciertas hegemonías políticas están por encima de las denuncias de abusos de poder y la impunidad es el fenómeno con más crecimiento durante los últimos años”.

Para los jóvenes, la compra de votos es la cúspide de la corrupción en época electoral. En el mes de febrero, la Misión de Observación Electoral (MOE) reportó 66 casos de este delito, hecho que demuestra la poca transparencia política que existe en este Estado Social de Derecho. La juventud considera que votar tiene poca relevancia en su vida, pues, aunque ellos vayan a las urnas, las elecciones ya están ‘compradas’.  “Como joven me parece preocupante que nos ofrezcan “trabajo” como promotores de campañas, en donde debemos participar y dar nuestro voto por 50.000. Por eso el país se encuentra inmerso en la corrupción”, declaró un encuestado. 

 

De la misma manera, el 57,4% de los encuestados afirmaron que los políticos no representan realmente lo que desea el pueblo. Por lo tanto, una de las razones de la desconexión entre juventud y mandatarios es la falta de representación con sus ideales. Aunque cierto sector de los jóvenes afirma que han mostrado interés en los problemas que incomodan a esta población, como la matrícula cero en la Universidad del Tolima, en el otro extremo aseguran: “Aunque puedan representarlos, vale más acciones que palabras. Por el momento solo dicen lo que la mayoría desea oír”. Es necesario resaltar que en su generalidad coinciden en que los políticos solo tienen como prioridad llenar sus bolsillos a costa del trabajo de la ciudadanía.

 

 

 

Según el DANE, en Colombia más de 21 millones de personas viven en la pobreza y 7,4 millones en la pobreza extrema, cifras desalentadoras al ser relacionada con el puntaje 39/100 que posee la nación en el índice de Transparencia Internacional. Por este motivo, el 49,2% de los encuestados destacan la falta de transparencia en el manejo de los recursos por parte de los mandatarios. En el país sudamericano es muy común encontrarse con situaciones que develan el total abandono del Estado en las regiones más remotas del país, como Medialuna - Magdalena, un corregimiento que carece de los servicios esenciales para la vida digna de sus habitantes. Por ello, los jóvenes resumen la corrupción, compra de votos, falta de representación y transparencia como la desesperanza que sienten hacia sus gobernantes.

 

En un contexto complejo a causa de la desinformación, el desinterés y, sobre todo, la desesperanza. La población colombiana, especialmente la juventud, tendrá que protestar en las urnas, con poco conocimiento sobre la estructura del Estado colombiano, sobre las propuestas de los candidatos y con indignación. Los jóvenes se enfrentarán al lapicero y tarjetón para demostrar su deseo de una educación gratuita y de calidad, más oportunidades laborales, mejor manejo de los recursos, mejor seguridad y menos corrupción. Aunque la nueva generación no confía en las estructuras políticas y en quienes las dirigen, son los encargados de hacer sentir su voz y dar un golpe fuerte en la mesa que asegure que debe existir un cambio.

 

 

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